Los empleados del área de Derechos Humanos, parecen estar fuera de cobertura. Por lo menos es lo que se ve a simple vista, cuando se recorren las oficinas instaladas en la vieja municipalidad de 25 de Mayo. Pisos de madera rotos, desvencijados, que ceden con el peso de la persona, techos en ruinas, archivos que parecen depósitos de basura. En este estado, deben trabajar, arriesgando su integridad, con conexiones eléctricas precarias, sin calefacción y, por supuesto, sin refrigeración en verano. No se parecen al segundo piso donde habita el intendente, que fuera remodelado hasta el cansancio, sin fijarse en gastos, los gastos que se recortan cuando se trata de la salud de los empleados. En el viejo edificio no se caen ventiladores, simplemente, porque no existen, pero la precariedad es total. Baste recorrer las instalaciones, sobre todo el área de mantenimiento, para darse cuenta que el cartel que lo indica, parece un chiste de mal gusto. Paredes descascaradas, basura amontonándose, humedad, suciedad, desprecio total por las mínimas condiciones de trabajo. Ni que hablar del depósito de mercadería cuyo olor nauseabundo, indica que la mercadería no se entrega y se pudre, puertas adentro, ante la desidia de los responsables. Y ya no está Ledesma para inculparlo por todos los males. Menos mal que, en un futuro no muy cercano, se erigirá allí el Centro Cultural “Leonardo Favio”. La diferencia con este presente, sería como comparar un hotel de Constitución con los de Arabia que lucen canillas de oro. Acá, las pocas canillas, gotean y las cucarachas reclaman su jubilación.
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