17 noviembre 2012

Las banderas ajenas



Este viernes hubo otra marcha que, desde la lógica, no suma, no aporta y solo sirve para que unos pocos políticos mediocres arrastren a vecinos bien intencionados a un acto sin banderas propias y sin legitimidad porque la familia de González no participa, la familia de Ayala, no participa y mucho menos la de Alicia Dubau. Todos ellos fueron atendidos por personal profesional, fueron contenidos y asesorados y se respondió a su reclamo de respuestas, encerrando a los responsables de los terribles crímenes. ¿Por qué siguen las marchas? Nadie tiene una respuesta sincera. Si se los analiza, la mayoría son pobres representantes políticos de un hombre que vino a pararse como vecino y terminó hablando para las cámaras con una bandera partidaria detrás de él, que avergonzó hasta a sus propios dirigidos. Hablo de Grindetti, el ministro que dice que lo usaron para la foto. Que yo sepa, nadie le puso un arma en la cabeza para que asistiera, tuvo que asistir porque después de vociferar sobre que no eran escuchados, la invitación lo dejó sin argumentos. La impericia oficial le devolvió algo de la dignidad perdida. Debería agradecerlo. El mensaje del grupo caminante fue que la policía los dejó sin protección frente a los vehículos que comenzaron a transitar cuando eligieron marchar hacia la estación Lanús. Es válido, pero no es lógico. La policía no debería estar distrayendo efectivos en una marcha sin representación que solo obedece a circunstancias políticas con el agregado de algún vecino cansado de falta de respuestas por otras razones que no hacen a la seguridad. Los vecinos que no sumaban más de cincuenta, como sucede desde hace tiempo, terminaron comprometiéndose para el próximo viernes, megáfono en mano y sarcasmo incluido. No son dueños de ninguna solución. Las soluciones nacieron de la Secretaría de Seguridad que se hizo presente junto al intendente en cada hogar de las víctimas y dio respuestas concretas. No milagros, no promesas de delito cero. Lo que falta, lo que provoca la crisis de seguridad, nace de la provincia que no da respuestas con hombres e insumos, sin embargo, es más fácil reclamar aquí, cerca de casa, aunque no se pueda esperar nada de quien no tiene las respuestas. Eso se llama aprovechar el tema para hacer política barata. El próximo viernes tendrán la libertad de seguir caminando y vendiendo humo. Algún vecino despistado los escuchará y se sumará a la marcha e insultará, pero cuando haga falta, la respuesta real estará en manos del municipio. Como siempre. Como debe ser.

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