14 noviembre 2010

Controlando a los controladores

La relación entre los vigiladores municipales y estos paracaidistas contratados por su pasado policial para ejecutar tareas de control ciudadano en los móviles adquiridos para ese fin, no es la mejor. Sucede que los hombres y mujeres de carrera, aún contando, por su antigüedad con la categoría máxima, la 24, cobran un poco más de dos mil pesos con salario y porcentaje de antigüedad, mientras que los nuevos ingresan con dos mil setecientos pesos para cubrir el distrito en ciertas áreas. Últimamente, los móviles municipales son dirigidos por la policía distrital que determina su destino. Y su destino es cubrir los QTH, en cristiano, son los puestos fijos que deberían cubrir los móviles policiales, cuestión que se realiza bajo la modalidad de horas cores o polar, algo así como horas extras, al margen de su horario oficial. Durante la exhumación de los cuerpos enterrados en el cementerio local por el caso de la desaparición de Érica Soriano, las manzanas linderas a la necrópolis se hallaban inundadas de estas patrullas de Protección Ciudadana que impedían con celo policial, cualquier intrusión de la prensa. Pero no siempre sucede esto y, días pasados, fue el propio intendente el que pudo comprobar que los muchachos no tienen demasiado apego al trabajo y, suelen “distraerse” en parrillas y de a dos móviles juntos. Eso fue lo que sucedió cuando el auto oficial conducía a Darío y, al pasar por la parrilla de República Argentina y la Avda. Rivadavia, se encontró con dos móviles cuyos cuatro ocupantes estaban degustando unos choripanes regados con un vinito reparador. El propio intendente llamó al titular para saber quienes eran los ocupantes de esas patrullas y, según cuentan regocijados los vigiladores municipales, “Recibirán una sanción, pero lo más probable es que los echen ¿Sabés la cola de postulantes que hay para ocupar sus puestos?”, afirmaban.


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