El hecho que, en cada lluvia, la esquina de 14 de Julio y Castro Barros se inunde, ya no causa ni el reclamo vecinal. Son tantos años de sufrir el agua, de ver como se pierde el valor de sus propiedades, de sentir que son ciudadanos de segunda para un gobierno que permanece inmutable ante estos problemas que, en definitiva, son solo estadísticas para los funcionarios. Aquí, el agua suele bajar como lo hace en todos lados, sin embargo en esta ocasión, la inundación perdura durante días, después de la caída de la lluvia. Quizás se volvió a tapar el conducto, quizás se rompió algo. No podemos saberlo porque la municipalidad no se acerca con la solución. Por esta esquina, donde quedaba la UB de la Arq. Alicia Márquez, suelen pasar tres líneas de colectivos, e infinidad de vehículos. En la puerta del galpón de una compañía transportadora, hay una gran boca de tormenta, cuya tapa suelen romper los grandes vehículos. Es la parada de un colectivo. Con el agua, a veces, no se divisa la boca abierta como una trampa mortal. Hasta ahora no perdimos ningún niño. No es gracias a la pericia municipal sino a la fortuna, ¿Hasta cuando nos durará?
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