31 octubre 2010

Yo se que ahora vendrán caras extrañas

El tango es, a no dudarlo, nuestra verdadera forma de ser y de sentir. Los argentinos somos nostálgicos de un tiempo que, quizás, nunca vivimos. Somos melancólicos por naturaleza y vemos el derroche de vitalidad de Brasil con envidia, sana o no. Pero la esencia que nos distingue es la hipocresía. La famosa “viveza criolla” es una forma nativa de la hipocresía y, desde allí, la cultivamos con mayor o menor éxito. Escuchar a Scioli decir que se le fue un amigo, leer declaraciones de Duhalde exhortando a acompañar a la presidente, son pautas claras de eso. Nadie dudaría, estando vivo, en judicializar a Kirchner por sus “Travesuras económicas”. Hoy, con la muerte como la gran igualadora, dejan las denuncias en un cajón y se visten de negro, pero las palabras impresas quedan. Las jugadas políticas persisten y, las lágrimas negras no servirán para ocultar la verdadera naturaleza de los hombres políticos. ¡Muerto el rey, viva el rey! Lo que viene es una presidente débil sin la palabra ladina de un político de raza. Obviamente, ella no lo es. ¿Podrá escudriñar entre las sombras para determinar con sabiduría, de que elementos rodearse? Cuestión difícil de dilucidar a horas de la tragedia que la enluta emocional y políticamente. Es claro que la muerte del líder natural, arrastra las expectativas de muchos mediocres que se acercaron al gobierno y “testimoniaron” por él. El tiempo dirá si esta presidente twittera podrá sobrevivir en aguas plagadas de tiburones hambrientos. Lo único predecible es que, esta situación inesperada para muchos, será una bisagra en la historia argentina actual. Nada será igual a partir de mañana y, los buitres políticos, comenzarán a sobrevolar cerca de la calle Balcarce en busca de réditos que, aunque sean pequeños, serán parte de los que no tenían y lo que suma, aunque sea mísero, sirve para alimentar la ambición y la esperanza que estaba perdida. Se murió Néstor Kirchner y esa es, la única verdad dolorosa e inamovible. Todo lo demás, depende de nosotros. Lo que queda es el dolor que conmueve, de estas imágenes que asocian al hombre y al pueblo. Ver a Darío derrumbarse de dolor, le afloja el corazón al más duro. Ver esta imagen de una ciudadana anónima emparentada con aquel soldado que lloraba sin remedio a Perón, abrazada a un cartel, nos lleva a pensar que, después de todo, Néstor Kirchner no ha pasado en vano por la vida y su historia, que será cuestionada o bendecida, sirvió para que alguien o miles, o millones, lo lloren con un dolor auténtico, el dolor de un pueblo que, rara vez, se equivoca.


SONETO A NESTOR (de Javier Garín)

Amarga fecha, en que murió mi viejo,
Duplica la orfandad con tu partida.
No es breve el sol del pobre en esta vida
Si en clara juventud arde el reflejo.

La mano de mi viejo encallecida
De honesto laburar me dio su orgullo.
Y vos me diste, hermano, un sueño tuyo.
Por eso está mi lámpara encendida.

La plaza, que es de madres, no de ruines,
Te dio un casco de obrero y un pañuelo.
Te vas entre las lágrimas del cielo

Al reino luminoso donde viven
Los hijos de la Patria y su consuelo.
Treinta mil corazones te reciben.