Ni la inminencia
de la lluvia o la seducción del partido de Argentina frente a Paraguay, pudo
evitar que miles de lanusenses se autoconvocaran ante la municipalidad de Lanús
para seguir reclamando acciones concretas para combatir la inseguridad en uno
de los distritos más golpeados por la delincuencia, según palabras del propio
ministro de seguridad, Ricardo Casal. La multitudinaria manifestación recorrió
la avenida Hipólito Irigoyen en el doble sentido entre la estación y el palacio
comunal seguidos por las cámaras del periodismo que, desde hace unos días, no
puede evitar volver a Lanús por un hecho de violencia delictual, mientras el
intendente, en lugar de apaciguar y responder a su gente, sale por cualquier
medio pagado, para decir que la ley le impide ocuparse del tema que se lleva la
vida de sus votantes. Tal actitud enerva los ánimos y logra que, un pequeño
grupo de la manifestación, se descontrole y derribe las vallas construidas a
pesar del slogan de “Municipalidad de puertas abiertas” que intentó desarrollar
este intendente. La violencia fue denostada por los miles de manifestantes que,
lo último que desean es generar más violencia a la que ya tienen. Desde el
interior grupos de vigilancia, resistían el embate y escuchaban los cánticos
que pedía el alejamiento de Díaz Pérez de la gestión. A eso obligó el
intendente con su desidia e ineptitud para manejar un tema que solo exige
presencia, responsabilidad y sinceridad. Argumentos de los que carece esta
administración que aparece como más preocupada por publicitar hechos que, en la
realidad, no se concretan y obras que se piden, una y otra vez, pero desde
Nación no se obtienen respuestas porque esta gestión, aparentemente, agotó el
crédito de la presidenta que solo cumple para sostener al hombre que lame
estampitas, pero no conduce ni elabora una salida que optimice el estado de
abandono que luce el municipio, a más de cuatro años de se asunción. Quindimil
dejó baches y atrasos, nadie puede negar eso, pero ya es tiempo que esta gestión
demuestre para que se postuló. Si es para llenarse los bolsillos, el desafío
fue cumplido con creces, si fue para mejorar la calidad de vida, el fracaso es
abrumador. La demanda vecinal fue representada por un cartel que decía: "No
a la inseguridad, Si a la prevención, No a las drogas, Sí a la educación, No a
las armas, Sí a la cultura del trabajo, No a la muerte por robo y Sí a la
Vida". En esas palabras están
sintetizados los reclamos y las aspiraciones de los habitantes de Lanús. Que el
oficialismo deje de ver fantasmas políticos detrás de cada reclamo. Es el
pueblo el que pide soluciones. Es hora que dejen de hablar y comiencen a
actuar. Las muertes que se podían haber evitado si casal no fuera tan inepto,
Darío tan despreocupado y Amore tan meticuloso en descubrir culpas ajenas, son
una cruz que tendrán que cargar si sueñan con una carrera política con futuro.
A pesar de todo, no podemos evitar compartir la declaración del concejal
Montero sobre esta epidemia de casos de inseguridad que resultan, al menos,
sospechosas en un distrito que no es más inseguro que Lomas, Avellaneda o
Quilmes, pero que se ha ganado a fuerza de sangre, no poder salir de las
portadas de algunos medios (Para los medios amigos, aparentemente, no pasa nada
en Lanús). Sin embargo, el dinero invertido en silenciar publicaciones, no
alcanzará porque, esta vez, no son los políticos los que reclaman, sino el
pueblo. Y el pueblo, que muchas veces olvida, sumido en sus propios dilemas,
esta vez dijo que llegará hasta las últimas consecuencias. Y el pueblo, nunca
se equivoca.