04 septiembre 2012

Redondo: Diez años de dolor



Dicen que el dolor fortalece o derrumba. En el caso de los padres de Enrique Redondo Martínez, el joven asesinado hace casi diez años, Enrique Rogelio Redondo y Delia Martínez, el dolor fue el acicate para iniciar un camino solidario con su dolor personal y el de las madres del dolor a las que acompañaron y por quienes fueron acompañados. Delia, como madre, luchó contra los obstáculos que le impuso una justicia sospechosa, contra fiscales que dormían la causa, contra policías que ocultaron pruebas y pusieron piedras donde debía haber colaboración. En ese camino, perdió a su compañero de ruta durante 29 años. El amigo Rogelio no pudo llegar al juicio y murió un par de meses antes que sucediera la segunda muerte de Enrique, la que le dio una justicia que liberó al policía federal Venturini, acusado de haber dado muerte al joven de un disparo con su arma, arma que la policía entregó a su suegro en custodia, o las ropas de Enrique que desaparecieron sin que fueran periciadas, o la tardanza de una ambulancia que llegó y fue despedida, para volver mucho más tarde, lo suficiente para que el joven se desangrara y falleciera en el hospital Evita, al que ingresó sin que fuera anotado en el libro de guardia. La lista de irregularidades sigue, pero ya no es importante. Lo importante es que la apelación prospere y haya otra oportunidad de juzgamiento. Delia hoy sobrevive gracias a la mano generosa del intendente Díaz Pérez que, primero contuvo a los padres y luego les dio un trabajo municipal para que pudiesen afrontar los costos del juicio y de los viajes. La economía de Delia está en crisis, tuvo que vender el único auto que poseían, una casa de fin de semana que, con mucho sacrificio, había construido Rogelio. Hoy, la realidad pasa por la esperanza de conseguir que se concrete el mural con la imagen de Enrique y de 29 jóvenes asesinados violentamente y cuyos padres accedieron a que se construya. El proyecto contó con la aprobación de la Diputada Karina Nazabal quien aportó el dinero para que el sueño se concretara, incluso el propio intendente lo aprobó, sin embargo, el proyecto duerme en Cultura. El otro proyecto es la declaración del 9 de Octubre, día del asesinato del arquerito del Porve, como el Día de Arquero y en la fundamentación, Dalia recuerda que el propio “Che” Guevara fue arquero antes de dedicarse al rugby. Son diez años de impunidad y de dolor, alguien puede mitigarlo provocando la realización de estos proyectos. No es mucho, no es nada, comparado con la felicidad que provocaría en esa mujer que dedicó su vida a buscar justicia y todavía espera que la justicia sea, un poco más justa.




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