Los
lectores de nuestro medio, notarán, inmediatamente, la ausencia de pautas
publicitarias oficiales. No se debe a una decisión de los funcionarios, la
mayoría de ellos amigos que se acercaron al medio para ofrecer su apoyo. En
realidad, sucedió que el intendente, en persona, coercionó a los empleados para
que dejaran de publicar en un medio que dice una verdad que no se acomoda a sus
necesidades de perpetuarse en el cargo. La decisión, arbitraria y
discriminadora, se suma a una serie de ataques que no vale la pena destacar. Lo
importante de esta lucha desigual, es que el hombre que representa la
democracia en nuestro distrito, la ofende con estas medidas que lo muestran
pequeño y sin recursos para afrontar la verdad que, como decía el general, “Es
la única realidad”. Quedan tres años de gobierno y un futuro gris, porque a su
falta notoria de capacidad para conducir, se suma la falta de aportes del
gobierno, tanto provincial como nacional. La presidente, al mejor estilo Scioli,
les dijo en la reunión, “Sean creativos”. Obviamente, una broma. Si estos
muchachos pudieran ser creativos, La Cámpora no se los hubiera fagocitado y la
marchita tendría un sentido verdadero y no esta farsa de levantar los dedos
fuera de tiempo y lugar. El Kirchnerismo tuvo la oportunidad de gozar de un
momento privilegiado a nivel mundial, con un primer mundo atravesado por la
crisis conocida y por la falta de oposición en el territorio nacional, pero no
lo supo aprovechar. Distanciados del mundo empresarial, terminamos negociando
con Angola, donde la viuda habla de derechos, cuando cualquier despistado sabe
que viven un régimen dictatorial. Quizás, esa sea su visión de la democracia, y
así la aplica. De esa forma, Darío, un hombre “testimonial”, copia, y copia
mal. En cuatro años y medio no hizo una obra de fundamento y, lo que es peor,
no las hará hasta que llegue oxígeno gubernamental, porque es incapaz de
generar recursos y de gestionar sin corruptela. A mis amigos les digo que no se
preocupen, que esto, como decía el gallego Sueiro, “También pasará”, y
seguiremos estando para construir un Lanús mejor de la mano de los verdaderos
dueños de Lanús, su pueblo, ese que reclama sin piquetes, pero con la fuerza de
la verdad. Algo que estas mentes pequeñas no alcanzan a entender. Será nuestra
la tarea de ayudarlos a comprender que, en democracia, todos tenemos la
obligación de criticar lo que está mal, para que sea corregido y que la
política no es, solamente, una caja para mayores emprendimientos, sino el
lenguaje de la civilización. Finalmente, guardo el recuerdo de aquel muchacho
de pullover colorido que sonreía y se entusiasmaba con la posibilidad del
triunfo, que contagiaba alegría y entusiasmo. Ese que desapareció dentro de un
círculo de baba familiar que lo sustrae del contacto con su pueblo. El pueblo
que lo eligió para compartir esa sonrisa que ya no es real. Aquellos fueron los
días de soñar. Hoy convertidos en una pesadilla. Si alguien lo vuelve a ver, diganle que no me provoca rencor, y si nostalgia. Nostalgia por una época que nunca sucedió, pero que llegamos a vivirla en nuestros corazones. Tendremos que seguir viviendo con eso.
