15 julio 2011

Darío tiene una pesadilla


Tenía todo para formalizar un romance con su pueblo de Lanús. Carisma, un buen apellido, el triunfo resonante frente a uno de los dinosaurios de la política como lo fuera el viejo cacique, Manuel Quindimil, sin embargo, hizo todo lo posible para complicar su gestión. Nombró gente de otros distritos al frente de carteras elementales como Acción Social, Medio Ambiente, obras particulares con una directora que no sabe leer un plano y en Seguridad se lavó las manos diciendo que no era su responsabilidad sino de provincia, hasta que, muertes mediante, tuvo que salir a dar la cara y no lo trataron bien. Pasó lo mismo con las antenas, con los basurales y Covelia. Esto le costó, lo mismo que a su mentor, el fallecido Kirchner, transformar lo que debía ser un idilio, en una pesadilla que le comió gran parte de su caudal electoral, llegando a perder la primera elección que después reconquistó en La Plata (o con la plata, como aseveran algunos) Hoy tiene una pesadilla recurrente que se presenta en varios frentes. Uno es su “Moreno”, su adalid, su guerrero, Daniel Ledesma. Hombre que supo remontar una realidad económica paupérrima y transformarla hasta lograr financiar su campaña y la de su postulante, su mujer, Eli Novoa, hija de Mirta Irazábal que, dentro de la línea de Ishii que va por la gobernación, aspirara a la intendencia de Lanús. Detrás quedan situaciones confusas, amenazas de poner “Las bombachas sobre el escritorio”, vaya a saber porque. De Moreno pasó, sin escalas, a ser “ese traidor” que mencionó en el plenario de SMATA. El otro escarnio se lo provoca un hombre del PJ, Manolista, jugador con la número cinco en la espalda, y actual concejal, Omar López. Nada perturba su sueño como la mención de este personaje que él mismo incluyó en la lista del Consejo partidario y que, denuncias de alto tono mediante, desterraron de su lado para siempre (Bah. Siempre es una palabra que no se debe utilizar en política). Se difundió hasta el hartazgo que López no conseguiría el copete de Cristina y Scioli. López lo consiguió y tuvo la gentileza, vía Alicia Iglesias, también concejal del PJ, de darnos la primicia, a pesar que el trato con el ex Director de prensa municipal, no fue siempre óptimo. La realidad indica que, con copete, López es una seria amenaza contra las aspiraciones del actual intendente. Para colmo de males, en el primer lugar de la lista, López instaló al ex segundo jefe de la bonaerense, Salvador Baratta, a quien Darío se jactó de pedir (y lograr) su cabeza en la cúpula policial, desbaratando una exitosa carrera que tenía destino de cúspide. Baratta es, a que negarlo, su tercera pesadilla. Imaginarlo dentro del HCD debe ser duro de digerir, ¿Me entendés?.

Nadie a quien culpar

El tema es que Darío no podrá, esta vez, encontrar responsables de esta situación. Fue su propia impericia la que lo llevó a enfrentar esta crisis de conducción al aceptar compartir el poder con personajes de la política provincial que, si bien le abrieron las puertas para que Karina arribara a la legislatura, también le provocaron una pérdida de imagen y de respeto, de parte de la ciudadanía que lo insulta y le reclama hasta lo que no le corresponde. No dio la cara lo suficiente para darles a entender que era el, el que mandaba. Y eso se paga. A veces, se paga en las urnas, en otras, se paga al contado, pero el costo permanece y le quita el sueño.
Un poco más de una docena de candidatos se medirán en las urnas. Varios quedarán en el camino porque la historia les pide que se corran, que su tiempo ya pasó. Otros no llegarán al piso de veinte mil votos y aún habrá algunos que no sobrevivirán a las internas. El 15 de Agosto amanecerá con una realidad distinta. Se apagarán algunas voces, recrudecerán otras y quizás, Darío recupere el sueño, o lo pierda para siempre. Ya no depende de él. Perdió su oportunidad cuando se encerró en la pecera blindada. Hoy depende de que su tropa olvide el mal pago y decida darle una nueva chance. Las obras de último momento, no suman. No sumaron para Manolo y no sumarán para la reelección. Suma que de un gesto de grandeza y comience a escuchar a los que lo quieren ayudar a pesar de su terquedad. La humildad de los grandes, siempre funciona.


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