21 octubre 2011

La Bonaerense en crisis terminal



Es fácil criticar a la policía bonaerense. Hay sospechas y hay realidades que indican que, como dijo un integrante de la fuerza que fuera el segundo jefe en autoridad, Salvador Baratta, “No existe el crimen organizado sin complicidad de la policía y la política”. Ahora bien, Cuándo Baratta, que debe mear agua bendita para poder afirmar tal situación, dice lo que dice, ¿A quien se refiere?, porque el hombre denuncia, pero sin nombres. Situación harto remanida, porque con su silencio involucra a toda la fuerza, agentes incluidos. Y aquí comienza a desmadejarse la madeja. Un agente policial es la víctima del sistema implementado por el hombre de la mano dura (no hablo de Ruckauf, obviamente), y de su ministro Casal, y de su jefe de policía Paggi y del chiquito Castronuovo, de mente y de cuerpo. Hoy, un agente destinado a cuidar un estadio de fútbol, por la anarquía reinante, debe custodiar la cancha desde la 10,00 de la mañana, cuando la gente comienza a llegar horas después, y no se puede ir hasta largas horas después de terminado, ¿Le pagan por eso? Definitivamente, no. Le pagan por cuatro horas de trabajo, pero debe permanecer muchas horas más en su sitio. Lo mismo sucede con el tema de las elecciones donde la crueldad ministerial toca fondo, Tienen que estar de custodia, “en la puerta del establecimiento educacional sin posibilidad de ingresar, ni siquiera al baño porque la ley lo especifica” Hay que ser muy hijo de puta para someter a un hombre que, diariamente, arriesga su vida por todos nosotros, a ese flagelo denigrante, por un sueldo de miseria que los obliga a emigrar a la Metropolitana donde son respetados y bien pagos y, donde trabajan solo ocho horas diarias con un salario que triplica el de la Bonaerense. O aquellos que componen la fuerza de  Protección ciudadana que trabajan dentro de su horario y no cobran por este servicio, sin embargo, alguien lo cobra, ¿Quién es?.Me pregunto ¿Cuanto gana Casal para hacer lo que no hace, lo que, por incapacidad, no puede hacer? La pregunta del millón es, ¿Por qué lo sostiene Scioli, sino es por la caja? Después uno escucha al manco hablar de honestidad y principios. Un asco. Mientras tanto, la bonaerense se desintegra y el gobernador sale a decir que tenemos la inseguridad controlada. Un imbécil total, que sacrificó sus ansias electorales por cagón, sin darse cuenta que la gente conoce los entretelones de la estrategia con De Narváez y no lo votará porque  los cagones nunca pueden aspirar al puesto de los hombres. Scioli dijo sentirse orgulloso de la bonaerense, y es verdad. El puede sentirse orgulloso porque la tropa es el orgullo del conurbano, no así su cúpula, La que Cristina quiere desmantelar. Es necesario que sepa que no todo está podrido, solo la cabeza y algunos hombres débiles que ingresaron para convertirse en mercenarios de la debilidad humana. Hay hombres íntegros que la integran. Hay hombres honestos que la dignifican. Es hora de defenderlos, antes que Macri los convierta en soldados de su causa. Antes que los bonaerenses nos quedemos sin protección. Antes que Abramo, el jefe departamental que cobraba dos mil pesos para darle a las comisarías el servicio de la Ba2, siga al frente de una fuerza que denigra con su presencia. Antes que sea tarde.





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