31 enero 2012

Sin la policía, “Que fue su vida”, Baratta lucha por un cambio en la seguridad de Lanús


Se puede estar de acuerdo o no, con el Comisario General, Salvador Baratta (48), lo que no se puede negar es que es un hombre directo, “Que cuando saluda, te aprieta la mano. Te mira a los ojos…”, decía la canción “Me gusta la gente”. Y es así. Franco, sin subterfugios, con un lenguaje llano, simple y claro. Con Baratta no hay lugar a dudas. Lo que dice, lo dijo y lo dirá porque es consecuente con sus posiciones. En la ocasión, tuvimos una charla que nos debíamos desde hace tiempo, durante el cual nos enfrentamos por cuestiones que generaron otros. El presente del Comisario General, recalco lo del grado porque todavía sigue estando en actividad, ya que el Ministro Casal no ha firmado su retiro. Baratta sospecha la razón, pero es discreto y la mantiene para si, decía que su presente lo muestra confrontando con el oficialismo lanusense a tal punto de negarse a acompañar la rendición de Cuentas, “Si hice campaña criticando la falta de transparencia y las irregularidades, ¿Cómo la voy a aprobar? Algunos olvidan que los concejales respondemos con nuestro patrimonio por lo que votamos. Yo, a esta altura, no voy a poner mi camioneta, que se como la conseguí, o mi propiedad en Lanús, de donde no me pienso mudar a menos que se torne tan insegura que debamos emigrar aún a pesar de los sentimientos, a nombre de otro para votar a favor de medidas que no comparto”, analiza y nos corrige cuando hablamos de oficialismo, “Yo coincido con el gobierno nacional, no coincido con el gobierno local”, afirma categórico, y asegura que, “Ni en la provincia, ni en el municipio, se está acompañando, al cien por cien, el proyecto nacional”, y subraya el tema de la seguridad, “Yo soy respetuoso, no me voy a poner a hablar de salud ni de educación, porque les estaría faltando el respeto a los médicos y a los maestros, pero en seguridad tengo, como negara el Dr. Simone (Secretario de Seguridad municipal), una gran autocrítica y eso me llevó a irme de la Policía de la Provincia”. Con esta afirmación, echa por tierra con algunos comentarios referidos a que le dieron la baja por postularse como concejal, “Siempre pensé en voz alta y esto, a algunos puede no gustarle, por eso quedé relegado, y lo acepté. Yo me voy porque le hago un planteo al Ministro (Casal), al Jefe de Policía (Paggi), al que le faltó la dignidad para irse conmigo, donde le hago saber que en la zona norte hay arreglos con la droga (menciona a “Mameluco” Villalba a quien entrega, finalmente, a la federal), donde le hago saber que había hechos no del todo cristalinos, que la policía no estaba funcionando como debía (aclara que no se refiere a la tropa sino a la cúpula). Esa fue mi autocrítica, la que Simone dice que no tengo, que le pregunte a los vigilantes en la calle, a esos con los que el gobernador saca chapa, pero no asiste a sus velorios, que pregunte quien es Baratta, que defendió Baratta, (Menciona el proceso al “Rey del Corte” que el denunciara), porque yo me considero un vigilante, porque me hice encima por no poder bajarme de un móvil, porque soy un jefe que comí la pizza y la empanada, porque tengo orgullo de mis treinta años de policía”, y finaliza el comentario admitiendo, “Al no coincidir con las ideas del ministro, que las respeto, pero no las comparto, el quedarme significaba que me quedaba por conveniencia”. Esta consideración nos llevó a preguntarle por los incidentes en la asunción de Scioli, y nos respondió, “Me afectó que los políticos no se hagan cargo de las órdenes que dan y lavan la ropa sucia con los policías. Como me afecta ver vigilantes solos en un patrullero de Lanús, o la muerte del oficial en Banfield porque estaba solo. Cuando era subjefe, prohibí que se cubrieran las cuadrículas con un solo efectivo, era preferible que un patrullero cubriera dos cuadrículas, pero con dos agentes, porque para mi se prioriza la vida del vigilante”. En esa línea defiende al agente que pide carpeta para estudiar porque siente que lo han abandonado y pronostica una mayor deserción hacia la Metropolitana o a trabajos de custodia, y admite que el mayor aporte lo hizo el gobierno nacional con los planes que intentan dar cobertura a los jóvenes y sacarlos de la calle o critica al intendente que afirma que la seguridad no le corresponde, “Entonces el intendente no me representa”, se queja Baratta. “Si el tema de la seguridad no le corresponde, que tenga los cojones y le reclame a gobernador que se haga cargo porque Lanús se está cayendo a pedazos en la cuestión de seguridad”. Consultado sobre si, desde el HCD se puede contribuir con ideas, asegura que, “Por supuesto que se puede, y más con la contribución que hacemos los vecinos con la tasa de Protección Ciudadana que parece que pagáramos protección privada (a este cronista le cuestan 22 pesos lo que representa, junto al aumento, más de un cuarenta por ciento de incremento en la tasa de “Servicios generales”) Yo hago una cuenta y, el municipio tiene que destinar más de tres millones a la seguridad. Entonces, si al intendente no le corresponde la seguridad, ¿Para que nos descuenta la tasa de Protección Ciudadana?”, se pregunta el comisario, quien informa que, entre funcionarios nuevos y anteriores, tenemos 154 funcionarios, “Si vamos a cometer tantos errores con 154 puestos de gerentes, somos unos nabos, cerremos y vayámonos a casa”. Desafía y admite, “Saquémonos la soberbia y averigüemos que podemos hacer para mejorar esto. Yo estoy Ad Honorem, renuncié a mi dieta y voy a cobrar mi jubilación. No cobro un peso del HCD, (se refiere a ninguna forma conocida), pero estoy para cualquier cosa, si me lo piden, no como alguno que dice que los concejales no estamos para asesorar, él no podrá asesorar porque no tendrá capacidad o conocimiento, yo si puedo asesorar en lo que conozco”. Finalmente, asegura que no tiene aspiraciones políticas, “Yo acepté esta tarea porque creo que puedo ser de utilidad. Por esta decisión tuve que renunciar a ofrecimiento muy importantes (No lo dice, pero le habría ofrecido la seguridad del estadio del Club Boca Junior). Finalmente, recordé una expresión suya de mucho dolor, de hace muchos años atrás, referida a sus inicios, “Marchábamos y la gente nos insultaba y nos escupía porque, para ellos, éramos parte de la policía de la dictadura y, en la época de la dictadura, yo era un pibe. Con esa deuda crecimos”. Sus convicciones le permitieron soportar insultos y cargadas de parte de militantes de La Cámpora en su asunción como edil.




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