Mussi, el
socio del juez Armella, vino a Lanús, más precisamente, al riachuelo, donde se
reunió con el intendente Díaz Pérez. En la ocasión no se celebró la limpieza
del cauce, ni la construcción de la Sepa que limpiaría las aguas contaminadas,
mucho menos el puente sobre el cauce, ni la terminación de la Carlos
Pellegrini, o la construcción de las viviendas. Mussi y Darío de reunieron para
inaugurar…¡Una plaza! Si no fuera trágico por las víctimas cotidianas de la
contaminación a cielo abierto de la cuenca más degradada del planeta, sería
para reírse por el caradurismo que ostentan estos personajes nefastos. La
situación se da, luego que la presidente retara a Mussi por la falta de avance
de las obras, diciéndole aquello de que “hay que temer a Dios y un poquito a
mi”. La plaza donde, obviamente, no jugará nadie, ni se presta para ir a tomar
mate con la familia, queda en Pellegrini y Emilio Castro, en Villa Jardín. En
el colmo del cinismo, Darío expresó que, “Éste es otro paso más que hemos dado
para mejorar la calidad de vida de las familias y, sobre todo, los niños”, y
habló de convertirlo en “Un lugar digno”. Mussi, impresentable funcionario
público (leer nota de Lisandro Martínez), para no ser menos afirmó que pudo, “Comprobar
las mejoras realizadas a lo largo de toda la cuenca y me puso muy contento ver
que la voluntad de la
Presidenta se está cumpliendo”. Estos dos payasos de la
política deberían saber que la impunidad nunca es para siempre y que, el
respeto por el pueblo es lo único que podría sostenerlos cuando el poder se
desvanezca.
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