¡Qué
bueno que recordemos la asamblea del año XIII, uno de los mayores avances
revolucionarios desde mayo de 1810! los historiadores reaccionarios y ciertos
"federalistas" necios (que los hay, y muchos) tienden a menospreciar
la asamblea del año XIII y minimizar sus logros porque no aceptó los diputados
artiguistas. Eso sólo les basta para condenarla y descalificar toda su gran
obra legislativa. Olvidan que la asamblea fue el gran instrumento político de la
logia Lautaro y que San Martin estaba detrás de escena. San Martin y Belgrano
fueron los principales sostenedores de la asamblea, lo mismo que lo fueron, de
la declaración de independencia en el congreso del Tucumán. También conviene
recordar al verdadero cerebro de la asamblea, el gran Bernardo Monteagudo,
quien no sólo era diputado e ideólogo de muchas de sus principales posturas,
sino también periodista militante y escribió algunos de los artículos del
periódico de la asamblea que los historiadores suelen atribuir al cura
revolucionario fray Cayetano Rodríguez. A esta "asamblea magna de la
revolución" dedico un capitulo de mi libro "El discípulo del diablo,
vida de Monteagudo".
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