15 marzo 2013

Las acusaciones contra Bergoglio serían falsas Por Javier Garín



               No soy de los que se suman a las comparsas de los dedos acusadores y menos cuando no hay pruebas fehacientes y sólo se invocan supuestas confidencias de gente ya fallecida que por lo tanto no puede rectificarlas.
               No necesito aclarar que no simpatizo ideológicamente con el nuevo Papa ni tampoco me agradaron sus posicionamientos contra algunas políticas del Gobierno Nacional. Pero creo que se están hablando muchas pavadas sobre su pasado.
                Horacio Verbitsky acostumbra a alzar su índice acusador a diestra y siniestra, a veces con razón y otras sin ella, aunque nunca hizo una autocrítica -que le diera autoridad moral- respecto de su papel en la conducción de Montoneros en la época en que dicha agrupación cometió los peores errores imaginables, que costaron la vida a cientos de compañeros.
                 Pero dejando eso a un lado, parece que en el caso de Bergoglio se equivocó fiero. Ya lo desmintió Adolfo Pérez Esquivel, quien dijo que el nuevo Papa no fue colaboracionista ni delator de la dictadura. Sí cabría reprocharle no haber levantado su voz contra el Terrorismo de Estado, como hicieron De Nevares o Novak, ni haber tendido una mano a los familiares de desaparecidos, según le reclama con justicia Estela de Carlotto. Pero hay una gran diferencia entre la falta de voluntad para confrontar a una dictadura temible y la delación.
                Además del testimonio de Pérez Esquivel -persona mucho más seria y creíble que Verbitsky-, he recibido personalmente el de un compañero, militante eclesiástico de base, quien me refirió:
1) que lejos de acusar a Bergoglio de haberlo delatado, Yorio solía referir que a él debía haber salvado su vida;
2) que Bergoglio fue el único sacerdote que acompañó hasta su muerte a un cura enfermo de HIV, lo visitó y atendió asiduamente cuando todos los otros curas lo abandonaron;
3) que Bergoglio concurría regularmente a la villa a hacerles  "el aguante" a los curas villeros, cuando eran reprimidos en la época de Menem y durante una huelga de hambre que emprendieron contra el Gobierno de la Ciudad;
4) que siempre fue un sacerdote con un fuerte compromiso social.
               No sé si todo esto es cierto, pero quien me lo refirió me resultó creíble.
               No comulgo con las ideas de Bergoglio, que es para mí un hombre de derecha. Es fácil ser crítico con un gobierno democrático cuando se guardó silencio mientras los militares torturaban, violaban y mataban. Pero no me parece justo que lo acusen de entregador sin pruebas. Y en todo caso, cabe respetar a cualquier persona que tenga un compromiso social, aunque piense distinto a uno.
               En cuanto a la Iglesia argentina, el rol de buena parte de su jerarquía como corresponsable y cómplice de la dictadura está más que probado. Pero una cosa es la responsabilidad institucional y otra muy distinta las responsabilidades personales de sus integrantes.
               Tal vez si Bergoglio hubiera sido más claro y menos "político", hoy no sufriría estas acusaciones. Pero eso no justifica ensuciar a nadie, y mucho menos por razones ideológicas...
               En cuanto a lo que haga como Papa... no sé, no soy futurólogo...

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