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Aquellos
que tenemos la suerte de poseer vocación y principios, respetamos a rajatabla
la regla del periodismo que habla de confirmar las fuentes y, sobre todo,
manejarnos con lealtad con nuestros camaradas. Si alguien actúa sin respetar
estas simples leyes no escritas se convierte en un triste mercenario, más aún
si miente o se despreocupa de la veracidad de las denuncias que enuncia. Nada
de esto parece hacer mella en las ansias mercenarias del editor de un pasquín
local que parece haber emprendido una cruzada “vale todo” contra la
municipalidad de Lanús.
La
crítica, cuando es constructiva o por falta de respuestas de la gestión, es
aceptada y se trata de solucionar, pero cuando el mercenario acude a la
difamación sin tener sustento y sin el menor atisbo de respeto por los daños
que pueda causar con su proceder, se cae en una desinformación malintencionada
que solo responde al Sr. Dinero.
El caso
que nos ocupa es una nota sobre la queja de las empleadas del centro de
Monitoreo por carecer de las mínimas comodidades sanitarias, sin agua y con la
dificultad de utilizar los sanitarios que duró 15 días (no 6 meses). Esto se
trató de solucionar con una reunión que convocó el propio Secretario de
Protección Ciudadana, Mariano Amore. La información que suministra este medio
dice que fue convocada por el Subsecretario Javier Cavallaro (foto). Primer
error. El segundo error es utilizar la foto en cuestión sin averiguar su procedencia.
El caso es que esta foto fue tomada con mi celular, el que me fuera sustraído
de mi escritorio y apareció un par de días después tirado en otra oficina sin
el chip y sin la tarjeta de memoria, es decir, un hurto que, finalmente,
tendría su aclaración si el periodista en cuestión (editor de La Defensa)
tuviera la dignidad de aclarar quien se la envió. Esperemos que tenga un poco
de decencia y comprenda que, de no hacerlo, estaría encubriendo a un
delincuente.
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