La
crisis, si es que existe, no comenzó con el bochorno que se produjo en la
jornada de entrega de anteojos en el Parque Belgrano de Chingolo donde se
ausentaron los oftalmólogos, donde faltaba combustible para los generadores y
gotas oftalmológicas que quedaron en Medicina preventiva, además de las
llegadas tarde de los médicos y especialistas. No comenzó con el éxodo de
médicos en la sala 1º de Mayo o la transformación de la sala Jardín que se
pretende convertir en sala para afecciones de medio ambiente y detectar
enfermedades características de la zona ribereña y que atendería hasta las
15,00 horas, razón de la queja de los habitantes de la zona que reciben la
información que, supuestamente, los médicos, pediatras y otros, serán
transferidos al UPA donde escasean, convirtiendo una buena idea en una
frustración más de este gobierno provincial que hace agua por todos lados. La
información recibida habla de la presencia del Dr. Daniel Nucher para informar
y de la reacción desmedida de vecinos que habrían intentado agredirlo por la
posible reestructuración del centro sanitario de Jardín. La crisis comenzó
cuando el intendente decidió que los medios para salud, fueran derivados para
atender otras falencias que, en definitiva, nunca se corrigieron, y usó la
oficina para perseguir panaderos, vía Lara Villalba, levantar perros muertos en
la calle con las ambulancias, o dejó de reparar ambulancias que desaparecieron
y provocaron más de una tragedia que se podría haber evitado con una gestión
responsable y capaz.
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