28 julio 2012

Que no se apague Evita


El Justicialismo sigue necesitando de sus apóstoles. Año tras año, acto tras acto, la memoria de los fundadores del Peronismo debe permanecer intacta en la mente de los militantes, para eso es necesaria la liturgia y las veinte verdades, aunque ya no se pueda cumplir ninguna de ellas. La hipocresía oficial lo mantendrá en secreto y, en el pináculo, la imagen eterna de Perón y Evita y, por supuesto, sin dejar de olvidar a los “gorilas”, aunque la frontera entre los gorilas de antes y los nuevos, sea difusa y un hombre que proclama su sangre peronista como lo es Hugo Moyano, califique al gobierno de “gorila”. Así, sin eufemismos, en la cara misma del máximo poder argentino, por obra y gracia del voto del pueblo.
En esta ocasión, los sesenta años de la desaparición física de la “Abanderada de los humildes” reunió a los defensores de su memoria en las escalinatas del la mismísima municipalidad denominada “Palacio Eva Perón” y que, desde hoy en más, contará con un monumento creado por el escultor José Pereda, a su memoria. No se hizo en la esquina de Rivadavia y no hubo grandes multitudes coreando el nombre de Darío, solo funcionarios, consejeros y concejales y una tropa disciplinada que sostenía banderas de funcionarios. Lo primero que llamó la atención, fue la notoria falta de banderas de los camioneros que solían copar la escalinata, tampoco pudimos ver banderas de La Cámpora, digo que no las vimos, no que no había, pero si había deberían haber estado más visibles. El acto en si fue un discurso del intendente en una de las pocas apariciones públicas, luego lo haría en la conmemoración de los dos años de Kolina donde no hubo periodismo, lo que no significa que hayamos grabado su discurso, esta vez notablemente más contemporizador, aunque insistiendo en que, “No soy hipócrita, digo lo que siento, lo que me sale”. (No es el epíteto más común que solemos escuchar de él). En definitiva, Darío recurrió a su libro de recuerdos y en el Hospital que lleva el nombre de la homenajeada, dijo:  “Desde el día en que se fue físicamente, Evita logró una permanencia única en la memoria y el corazón del pueblo argentino. Incluso, su incansable lucha por la justicia social también multiplicó su legado en toda América Latina”. En ese sentido, instó a los presentes a examinar sus conductas en relación a la enseñanza que dejó el accionar de la Abanderada de los Humildes. “Hoy quienes pretendemos sumarnos a esta reparación histórica que está realizando Cristina Fernández tenemos que reflexionar sobre cada una de nuestras actitudes porque, en estos días, el compromiso debe redoblarse”, analizó. Posteriormente, continuó con el discurso destacando,  “Este edificio lleva el nombre de Evita porque el pueblo de Lanús lo pudo concretar. Hace sesenta años que el pueblo argentino sigue honrando la memoria de Evita, a quien los gorilas no pudieron desaparecer, al contrario,  su nombre tiene más fuerza que nunca entre nosotros. Ahora la tenemos a Cristina, les guste o no les guste, y junto a ella, todos nosotros somos Evita. Sesenta años es un pedazo importante de historia, mientras creyeron que nos olvidábamos, le demostramos  más que nunca que Evita está presente, y con ella como bandera vamos por más… ¡Queremos profundizar y seguiremos avanzando con los más postergados adelante! Porque somos cada uno un pedazo de Evita, más que nunca apoyamos a Cristina y defendemos esta causa nacional y popular”. Finalmente, cantó Ignacio Copani, no sin antes verter su nostalgia sobre Evita. Estuvieron presentes, el senador provincial José Luis Pallares; las diputadas provinciales Karina Nazabal y Natalia Gradaschi; el presidente del Concejo Deliberante, Héctor Bonfiglio; el presidente del Consejo Escolar, Roberto Crovella; el secretario General del Sindicato de Municipales de Lanús, Miguel Pedelhez; el director ejecutivo de la UGL X del PAMI, Ismael Alé; el jefe de la UDAI Lanús del ANSES, Gustavo Magnaghi, entre otros.









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