Advertidos
de una movilización del sindicato de camioneros de Lanús, cuyo titular es el
concejal suplente Juan Vanati, nos trasladamos hasta Sitio de Montevideo y
Madariaga, donde se emplaza la Distribuidora
Aparentemente, los trabajadores, según la declaración de alguno de
ellos, estaría siendo explotados por el propietario de la firma, Hugo Alberto
Redondo (foto) que les pagaba 400 pesos semanales y les hacía firmar un recibo por
3.600 pesos mensuales. A esto habría que sumarle el trabajo en negro y cierto
maltrato, denunciado por los empleados. Estas cuestiones fueron reproducidas
por Vanati, presente en el reclamo, aún bajo las peores condiciones climáticas,
quien se acercó, llamado por algunos de los trabajadores que no se sienten
representados por el gremio de comercio, cuyo titular en Lanús es Osvaldo
Machado (el que anda en el Mercedes Benz negro), ya que el tema viene de varios
meses en que la empresa se comprometió a solucionar los diferendos, como
aseguran los denunciantes. Vanati advirtió, en exclusiva para nuestro medio,
que los sesenta empleados y trabajadores, muchos de ellos en situación laboral
precaria, no tienen respuesta al reclamo salarial (concuerda con el salario de
400 pesos semanales) y asegura que las condiciones sanitarias de la
distribuidora de alimentos es altamente nociva, “Andan los gatos sobre los
alimentos”, asegura. Consultado el señor Redondo quien se prestó gentilmente a
nuestra requisitoria, aseguró que los empleados no llamaron a los camioneros
porque, “Se sienten bien representados por el SECLA, y desmintió las
acusaciones, aseverando que los “Más de cien trabajadores en las tres plantas”,
estaban en relación laboral estable y legal. Respecto a la actuación de los
camioneros, aseguró que actúan con presión e incluso afirmó que alguien, no
precisó quien, “Fue amenazado con arma de fuego”, mientras que los camioneros,
bloqueaban las tres empresas e impedían el normal desarrollo, “Como es el
método de apriete de ellos”, aseguró. Nosotros, presentes en el lugar, no vimos
alguna situación de violencia ni de intimidación y el reclamo, bajo la lluvia,
se hacía en perfecta calma, incluso Vanati afirmó que si llegaba la orden de
desalojo (¿) No sabemos de donde van a desalojar a los trabajadores ya que
estos estaban en la calle y no interferían en la labor del establecimiento,
admitió que se irían, pero no sin haber obtenido un compromiso por parte de la
empresa. Un móvil policial, controlaba cualquier exceso y, mientras tanto,
filmaba a los reclamantes (como en la peor época de la Argentina)
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