Lamentábamos
la tragedia de Cromagnon con 194 muertos, pero la reemplazamos por la tragedia
de Once con poco más de cincuenta, la que, a su vez, fuera reemplazada por la
de Castelar con solo tres muertos y muchos heridos. La estadística favorece la
esperanza, pero la fatalidad sigue instalada. Boca Junior festeja no salir
último, River es goleado a punto de disputar una posible final con el conjunto
rosarino Newells y todo espectáculo es como la copa Argentina donde uno de la
D, le gana a uno de la A o de la B, o de la C. Igualados en la incapacidad de
generar fútbol.
Massa
es un candidato sin candidatura porque Cristina anuncia su pensamiento por twitter
y Alfonsín decreta la muerte política de la lacra radical representada por
Moreau, entre otros, emitiendo, hacia la ciudadanía que no hay posturas honorables,
solo elementos potables que tratarán de ser un poco dignos para que no se note
que se murieron las ideologías y fueron reemplazadas por la vil moneda.
Belén
Francese escribe y ya no existe un Lugones, un Marechal, una Ocampo que se
ocupen de engrandecer las letras que alguna vez fueron sagradas y convocaron a
Latinoamérica a visitar nuestras universidades.
Francella
reemplaza malamente a algún Dringue Farías, Carnaghi, honorablemente, ocupa el
lugar de un Muiño, solo por nombrar a alguien de los miles que enarbolaron la
patria actoral argentina.
Todo se
nivela hacia abajo en este país de cabotaje donde todos se ofenden cuando es
criticado, pero son los primeros en criticar y anunciar que se irían si
encontraran un país mejor. ¿Existirá tal cosa o deberemos conformarnos con lo
poco que somos y lo mal que nos comportamos?
Mal que
le pese a Perón, Para un peronista ya no hay nada mejor que otro peronista.
Quizás un colombiano disfrazado o un Properonismo o un radical fapasista,
signifique lo que signifique eso.
La
delincuencia nos mata, la indiferencia nos consume, la infidelidad nos separa,
el asesor de imagen nos maquilla y nos hace perder identidad y nosotros, los
argentinos que dudamos en ser derechos y humanos, nos mezclamos manoseados en
el mismo barro de aquel glorioso y triste cambalache, viendo como la salida ni
siquiera está en Ezeiza. Consolados, tal vez, por una Europa en crisis, un EEUU
en crisis, un continente negro diezmado por luchas intestinas, étnicas y
serviciales, es decir, intestinas y con intereses foráneos. Lo peor es que ya
no se como terminar la nota con una moraleja que nos relaje y nos permita otro
día de mediocridad camuflada de éxito. Yo también soy mediocre, soy argentino y
quiero seguir creyendo que Dios nos indulta cada día porque somos sus hijos
dilectos. Eso si, de Argentina no me voy. Como muchos quiero pensar que hay una
forma de cambiar esta realidad confusa. Quizás con un voto, nunca con una bota.
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