Después
de un acto electoral, decididamente negativo para el oficialismo, es protocolar
presentar la renuncia al intendente para liberarlo de presión y
responsabilidad. Esto sucede, obvio, en gobiernos peronistas donde la culpa la
debe tener el otro. Si no lo cree escuche el discurso de Cristina donde el mea
culpa brilla por su ausencia por donde se lo busque.
Darío,
fiel discípulo de la viuda y “testimonial”, no fue la excepción y, no solo no
se sacó fotos votando como cada año, sino que tampoco habló, ni siquiera con la
prensa pagada y obsecuente. Sabía que no sería bueno dejar un testimonio
grabado de alguna “imprudencia”, como la de Scioli a quien, hoy por hoy, debe
venerar por pedido expreso. Eso si, respetó a rajatabla lo de recibir la
renuncia de sus funcionarios, muchos de ellos responsables de la debacle,
aunque haya otros (que no se pueden nombrar por pedido del jefe) que son mucho
más responsables de perder el rumbo triunfalista.
Viscelino
decía que iban a arrasar en las primarias.
La
pregunta del millón es: ¿Se tentará Darío con los papelitos en sus manos y
aceptará el sacrificio institucional de algunos de sus dirigidos?
¿Qué hará
con la joven Aldana que, ofendida por los vasitos de plástico con café, abandonó
el plenario y no se la volvió a ver en actos partidarios?
¿Qué hará
con Omar que volvió a meterle la minoría y pide el cuarto puesto que el jefe le
negara en su oportunidad?
Queda
poco tiempo para Octubre, pero quedan dos años para el 2015. Tiempo para pensar
y corregir errores, siempre y cuando el gallego, como lo solía llamar un
periodista que cobraba del poder, deje de lado la ceguera y comience a detectar
a los filisteos que pueblan la municipalidad disfrazados de funcionarios.
Muchos de ellos cercanos al sillón. Demasiado cercanos, pero que no comparten
el destino fatal de Darío si la tendencia sigue su marcha y se lo lleva puesto.
Perdió
Darío, pero en los papeles, todavía no ganó nadie. Pallares deberá lidiar con
un Russo que no acepta segundos puestos y Massa no cobijará a ninguno y
esperará a que uno de ellos quede en pie para bendecirlo. Pura política
Kirchnerista. Darío ya lo vivió con Manolo. Los demás quedan lejos de la
discusión.
Massa y
Scioli son los grandes ganadores, son los que callan y aprovechan los errores
ajenos. Con ellos vuelve el viejo peronismo que detesta a Cristina, no porque
se diferencien de ella sino porque fue ella la que los dejó afuera de cualquier
discusión política. No en Octubre, pero en 2015 será necesario volver a pensar
el país que queremos para nosotros y nuestra familia. Si estos gobiernos que se
reparten el país mientras estamos aún vivos, o uno que nos escuche cuando
hablamos, que es casi nunca. De nosotros depende, como siempre.
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