En
el amplio local que la
Organización Política Octubres posee en el barrio de
Balvanera, en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, nuestro Darío fue a
justificar su pésima gestión y, como es lógico, le echó la culpa a Manolo y
agradeció a Néstor y a Cristina por marcarle “las pautas de políticas públicas,
de participación, de inclusión y que en tanto vaya dando respuesta a las
necesidades básicas de un importante sector poblacional que venía pagando las
consecuencias de la crisis política que
antecedió al gobierno, cosa que primero Néstor y después Cristina
Fernández llevaron a cabo con mucha
determinación, lo que los llevó a tener que enfrentar a poderosas corporaciones
que defendían sus intereses con uñas y dientes, como la mesa de enlace, los
multimedios, el sector financiero y todos los que se enriquecían, mientras millones de compatriotas se hundían
en la miseria”, es decir, lo que hizo fue culpa de otros por seguir su rumbo y
por recibir la “pesada carga”. Junto a él, en la mesa de opinión y debate
denominada “Políticas Públicas: Gestión Municipal en el Proyecto Nacional”,
estaban sus pares de Avellaneda, “Jorge Ferraresi; y de Morón, Lucas Ghi, ante
una importante concurrencia compuesta por militantes, dirigentes políticos, sindicales,
sociales y vecinos, moderada por el diputado nacional Gastón Arispe, secretario
general del espacio organizador”. El comunicado dice que, “Los tres intendentes
respondieron con notables coincidencias
de pensamiento”, y para completar el informe, aclara que lo acompañaron “La diputada
provincial Karina Nazabal; la concejal Luciana Augustavicius; el secretario de
Políticas Sociales, Cultura y Educación, Leonardo González; el subsecretario de Gestión Pública, Néstor
Nazabal; el director General de Prensa y Comunicación Daniel Lancellotti y el
dirigente Patricio Ragonese, entre otros, es decir, lo más granado de la
intelectualidad lanusense. ¡Ah!, Ragonese es Pablito, no Patricio, a menos que
haya asumido otro familiar más en la larga lista. Y bueno, es claro que algo
tenía que pagar por los subsidios recibidos después del bochorno, pero
responsabilizarlos por sus errores, creemos que es demasiado.
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