14 enero 2013

La policía que no queremos



La detención del subcomisario Héctor Villalba, acusado de comerciar con autos robados a los que les “mejoraban los papeles”, levantados en la zona sur y vendidos en Chascomús y otros lugares del conurbano, vuelve a poner en el tapete a esa policía que no queremos, pero la historia se complica cuando debemos decidir ¿cual es la policía que nos representa? La pregunta no es naif, muy por el contrario, aspira a llegar a la médula de este entuerto llamado corrupción policial y política. Villalba no nació policialmente en Lanús, tenía antecedentes laborales previos, ¿Por qué razón se lo vincula con este distrito en el título de una nota periodística, ¿Qué mano circula debajo de este título? Los que conocemos algo de temas policiales, sabemos que la estadística respecto del robo automotor, mejoró considerablemente, luego de la salida de Villalba, al punto de alcanzar un porcentaje del 60% de disminución. La del robo automotor es, posiblemente, la única estadística difícil de manipular debido a que, es imprescindible la denuncia por el tema del seguro. Nadie sale a difundir este dato y es importante que se conozca.
Hoy cae Villalba, pero hay muchos más, quizás cerca de nosotros y amparados por el mismo poder que los encarcela. Que la mala prensa nos libere de la tapa de sus ediciones, porque no lo generamos nosotros y si, la policía deteriorada que debemos atacar para que desaparezca, y a sus jefes disfrazados de vecinos preocupados. No lo son y, afortunadamente, no lo saben ocultar. Hoy contamos con el comisionado Carlos Perillo al frente de la Departamental y del comisario inspector, Fabio Bustamante en la Distrital, con un trabajo importante contra la comercialización de drogas y del robo automotor. No existe el delito cero, pero la lucha encarada puede ayudarnos a salir de esta situación. Deben saberlo los medios y los vecinos. Deben saber que sus impuestos no se derrochan y que, el control de las cámaras tiene como fundamento controlar los excesos y la falta de criterio de algunos que se creen con derecho a molestar a los demás cortando rutas provinciales. La libertad de la que gozan debería hacerlos reflexionar sobre las verdaderas intenciones del municipio.

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