Argentina
es un país de neto corte paternalista. Un montó de descerebrados idolatran a
Maradona, pero lo crucifican cuando sale detenido y drogado. Ponen a Messi en
un altar olvidando que, cuando no hacía goles en la selección, pedían su
cabeza. Hoy festejan a Cristina, como antes a Menem, porque da subsidios y
prebendas mientras el país se hunde en una inflación galopante, con un riesgo
país que pasó los mil puntos, cuestión que le costó la cabeza a “Chupete” De la
Rúa. Ahora aparece este nefasto personaje que pretende emular a los
“superhéroes” de los comics denominado por él mismo como Menganno y, en un
hecho que, de haber significado la muerte de algún vecino desprevenido a raíz
de lo desaprensivo y poco calculado de su reacción, podría haberse convertido
en la tumba del personaje y la cárcel del vecino irresponsable, que disparó su
arma de guerra ilegal, destruyendo su propio auto, lo convierte en referente de
la lucha contra la inseguridad, precisamente en un distrito que, para la prensa
tendenciosa, “es uno de los más peligrosos del conurbano”, cuestión sostenida
por personas poco informadas o políticos que hacen su agosto con la situación,
sin importar si es o no verdad. Menganno no es un héroe es, a no dudarlo, un
individuo que pasó por Protección Ciudadana y se fue, que evita pagar
impuestos, incluso los de su propia agencia y que no tiene reparos en mostrarse
arrepentido con su ex esposa, frente a su pareja actual. En mi barrio tenemos
otro mote para este sujeto, pero por educación no lo mencionaré. Quizás,
después que salga a la luz esta versión real, los muchos admiradores entiendan
que nadie puede atribuirse el derecho a representarnos, sino la ley, y si no
estamos de acuerdo con esta, trabajemos para que se cambie, pero no convirtamos
en “Héroes”, a personajes nefastos porque padecemos de ignorancia crónica. La
vida humana es sagrada como para ponerla en manos inescrupulosas.
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