“Dadme
una palanca y moveré al mundo”, decía el sabio Arquímedes. Desde aquellas
épocas al presente, la frase ha sufrido varias interpretaciones que la alejan
de su sentido original. Hoy en día y, en Argentina, la palanca tiene más que
ver con el uso de influencias para conseguir algún favor específico. En este
caso, el amigo Edgardo me comentó el problema de los vecinos de Córdoba y
Margarita Weild. Un cráter abierto y amenazante y varios baches, todo
impregnado por barro y mugre. La situación hartó a los vecinos que recurrieron
a un corte y un cartel que, irónicamente, agradecía al municipio por la
suciedad, los baches, la inseguridad y finalizaba con la palabra “Chorros”.
Tomé la foto y se la mostré a un funcionario amigo, este, indignado, levantó el
teléfono y llamó a otro funcionario pidiendo que le diera solución al reclamo y
al cartel. La respuesta fue casi inmediata. Según el mismo Edgardo, una
cuadrilla de cooperativistas acudió al lugar y sacó el cartel, barrió y
solucionó el tema del cráter peligroso, o al menos eso intentaron en su extraña
lógica municipal y mal paga. La primera foto muestra el problema, la segunda,
su solución. No se indigne, piense que usted no tiene a alguien para llamar y
para que le soluciones la bronca.
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