Algunos
aprendices de escribas me critican por no asistir a la declinación de las
marchas populares y, en esta nota intentaré explicarles lo que Natura no les
da: Criterio propio. El nuevo cambio, muchos lo saben, nació de asambleas
populares a las que asistían seiscientas personas de todo el distrito y, por
propia decisión. No había sándwiches ni gaseosas esperando, solo la necesidad
de justicia y respuestas sólidas. Con el paso inexorable del tiempo, la
actividad declinó y solo quedamos decenas reclamando, acompañando a algunas
víctimas a realizar las denuncias y, con un poco más de tiempo, a sentarnos a
discutir sobre desagües y baches. Ese es el destino de la protesta. No lo
inventamos nosotros, es una consecuencia natural. Como es una consecuencia
natural que las marchas declinen, porque el vecino no debe marchar, debe ser
escuchado por la autoridad que es la que debe solucionar sus problemas. Eso fue
lo que consiguió esta marcha: Ser escuchada. A partir de sus reclamos sinceros
y reales, el Ministerio se hizo cargo y el intendente pudo respirar tranquilo
por un tema que, si bien no es suyo, le pertenece por la investidura que
ostenta. Tratar de eternizar la protesta solo encubre una burda intención
electoralista que arrastra a algunos vecinos con buenas intenciones, pero poca
información. Es cierto que formo parte de esta Secretaría de Protección
Ciudadana, y porque formo parte, puedo decir que se están haciendo esfuerzos
para modificar este estado de cosas. Se reflota el concepto de Foro de
Seguridad en manos vecinales, se conectan nuevas cámaras con el asesoramiento
de vecinos integrantes de instituciones, porque el reclamo solo se escucha
cuando tiene un marco legal, no la turba que grita y olvida lo que pide y lo
que necesita. Se está armando una mesa de coordinación entre secretarías para
atacar el tema inseguridad desde todos los sectores, porque la poda, la
iluminación y las inundaciones también afectan la seguridad. La organización
social es la respuesta y en esa vía, instamos al vecino a que se inscriba a
través de las instituciones, para formar parte de los foros y actuar desde la
legalidad y con el derecho a ser escuchado, incluso por la autoridad policial y
judicial. Es así, porque es su derecho, y formar parte de la legalidad es su
deber. La marcha se sostiene porque a muchos le conviene que Lanús esté en la
tapa de los matutinos, porque creen que les suma para seguir rosqueando
políticamente a falta de recursos válidos. No defiendo a Darío. No me pagan
para eso. No lo aceptaría. Trabajo para que el esfuerzo de unos pocos de su
fruto y Lanús sea un lugar más seguro. Solo se logrará si intervenimos todos.
Los que me conocen saben que no miento. Saben que mi único compromiso es con
Lanús y su gente. Espero que lo entiendan, aún aquellos que pidieron mi ayuda y
hoy me critican porque no saben otro método de comunicación que la
descalificación. A ellos los perdono, son pobres criaturas oscuras que no
trascenderán su mediocridad. Al vecino que alguna vez me leyó y me creyó, le
pido que crea una vez más, que se hace mucho y es poco lo que se informa. Soy
el mismo. Soy Alberto Calleja. Ustedes me conocen. Lanús nos necesita y es
nuestra ciudad, la que elegimos. La que nos vio nacer y crecer. La que, Dios
mediante, nos verá convertirnos en su historia viva.
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