María
Esther Romero, madre de la desaparecida Erica Soriano, acudió ayer viernes 4 de
Enero a la convocatoria organizada por los jóvenes que representan la Dirección
de DDHH y Violencia de Género para repudiar el fallo que liberó, hace pocos
días, al único detenido, la pareja de Erica, Daniel Lagostena en una radio
abierta donde desfilaron los duros conceptos de los hermanos de Erica y de su
madre y las palabras de apoyo de Matías Acuña (DDHH) y Mariela Fernández
(Género). Los acompañaban los jóvenes que integran la cartera MUNICIPAL Y LA
Directora de Presupuesto Participativo, Paola Rezano, entre otros. Los hermanos
de Soriano fueron lapidarios respecto de la actuación de la justicia al
mencionar que podría existir “Algo raro” en la premura con que la Cámara liberó
al único acusado sospechado de haber dado muerte a la joven, cuyo cuerpo no
pudo ser hallado a pesar de la intensa búsqueda, ocasionando la sospecha de que
el cadáver de Soriano podría haber sido incinerado, teniendo en cuenta la
relación del padre de Lagostena con empresas de servicios fúnebres. En su
exposición, María Esther, madre de Erica, sostuvo: “Ya no creo en la justicia”
y analizó las actuaciones de la justicia. Como lo hizo en cada entrevista, la
mujer señaló que, “Desde el primer momento en que pude comunicarme con Daniel
(Lagostena), tuve la sensación que algo terrible le había pasado a mi hija”. En
ese sentido recordó la extraña actitud de Lagostena y su familia que nunca se
presentaron a las marchas y siempre respondieron con evasivas a las preguntas
sobre el paradero de Erica. Finalmente, y a pesar de haberlo declarado antes,
esta vez reconoció que ya no espera encontrar con vida a su hija y solo busca
respuestas sobre su destino, lo hizo con la voz rota y la angustia visible que
la llevó a abrazarse con sus hijos y los responsables de la convocatoria. Tuvo
tiempo de conversar con gente del Partido Obrero que organizaron otro acto
simultáneo en la misma Plaza Belgrano, repartiendo volantes con la referencia
de Soriano y repudiando la actitud de la justicia.
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