19 noviembre 2015

Matan a un trabajador por su lucha contra la droga



Aquello que diferencia a un periodista de sus lectores es su capacidad de abstraerse de la noticia y ser objetivo. La tentación más grande es intervenir y opinar y en eso está basada nuestra poca o mucha credibilidad. En el caso de este trabajador, Anselmo López, la objetividad se transforma en obstáculo porque necesitamos formar parte de la historia. Una historia de la cual fuimos parte y que lleva más de diez años de luchas, de denuncias y de tragar sapos, como se dice en la jerga cuando nos impiden que brille la verdad y triunfe la justicia, a manos de quienes deben defenderla.
Anselmo era un hombre paraguayo de perfil bajo, como se define a un hombre íntegro, comprometido, pero que no hace ostentación, ni de su trabajo social, ni de su entrega, física y económica, con su comunidad. A tal punto que es su compañera de toda la vida, la madre se sus doce hijos, quien trasciende aún sin pretenderlo. Notaron, seguramente, que puse “era” y es que nuestro Anselmo es la víctima de esta historia oscura e injusta-
Todo se vuelve más claro cuando explique que su mujer fue Reyna Cristaldo, mujer referente de Villa Porá, luchadora incansable e, incluso molesta para aquellas autoridades que la veían como un moscardón irrumpiendo su siesta municipal.
Todo se vuelve más terrible cuando llaman y dicen, “han matado al marido de Reyna”. Y las cosas cotidianas se desencajan, se distorsionan, porque estos personajes se nos aparecen inmortales. Y no es una metáfora rebuscada, es que después de diez o más años de denuncias, de enfrentar a la mafia de la droga que todo lo corrompe, y cuando digo todo, me refiero a todo el arco social desde jueces, fiscales, policías, políticos y narcos y asesinos, se tiñe todo con un tono de surrealismo. Denuncias que no prosperan, confrontamientos con individuos peligrosos para los que la vida no vale nada, sobre todo si es la ajena.
Hay nombres, hay detenidos, de hecho una pareja que serían los instigadores y un prófugo que sería el gatillero. El que se bajó de su moto luego de charlar con la paraguaya cómplice y disparó siete tiros contra la humanidad de Anselmo que paleaba para colocar postes con el propósito de cercar la cancha del barrio. Lo hirió en la ingle, en la pierna y en un pulmón con un revólver cal 32. Esos calibres que, para la ley, “No son armas de guerra” y suelen liberar a los delincuentes que los portan.
La historia es mucho más compleja y compromete a gente importante de la sociedad lanusense, pero eso será parte del trabajo penal. El pibe de La Cámpora, Julián Domínguez, se acercó y allanó el camino de la familia en cuanto a trámites y denuncias, justo es reconocerlo.
Tuve el privilegio de conocer los hechos de boca de mi amiga Reyna, quien no quiso que trascendiera en los medios que se acercaron a conocerlos.
La ley dice, en boca del Coordinador Edgardo García (es el nuevo cargo de los Jefes Departamentales) que el individuo estaría identificado y se espera su pronta captura. Interviene el Fiscal Dr. Leguiza

No hay nombres para no complicar la investigación, pero los nombres están y los daremos a conocer cuando este caso se aclare.

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