31 julio 2010

A los de la sexta se les fue la mano…y los pies

Es curioso que, en el acto reivindicatorio a la sala San Martín, nadie aclarara la razón de la convocatoria. El hecho que provocó la reacción de algunos municipales que hicieron su Agosto, mostrándose frente a los pocos vecinos como adalides de la justicia, no fue mencionado y, por esa razón, muchos funcionarios, inclusive los de alto rango, preguntaban la razón para estar allí, para saber que decir. El Nuevo Cambio se los explica. Llegó un taxi con un médico a la sala e, inmediatamente, fue abordado por dos individuos con intenciones de robo, llevándose el taxi. Alertada la policía, organizó un operativo cerrojo que logró dar con el paradero del vehículo y, desencadenando una balacera donde resultaron heridos los dos delincuentes. Uno en una pierna y otro en la espalda. Uno de ellos, cuyo nombre serías “Renato”, abandona al herido en la capilla del pastor Cristian Rosales y se da a la fuga por un pasillo cercano a la Villa El Ceibo. El pastor comunica la novedad al 911, pero nadie aparece. En ese lapso, otra patrulla de la comisaría sexta, intenta detener a un joven que se hallaba sobre la calle Matanza, hay testigos que afirman que hubo disparos de parte de la policía. Finalmente, lo aprehenden y lo golpean con golpes de puño y patadas, trasladándolo a la seccional de Chingolo. Allí, siguen con el “tratamiento” que incluye rotura de tabique nasal. El joven detenido, se comprueba que es ajeno al hecho y, para colmo, es sobrino del pastor Rosales, por lo que, este sale para la comisaría a pedir por el joven inculpado injustamente. Lo recibe el subcomisario Muratore quien, según la declaración de Rosales, pide alguna colaboración para soltarlo. Lo cierto es que, este joven, ajeno al delito, “se come dos días en cana”, según el testimonio de vecinos. El dato preocupante es que, los delincuentes, que fueran identificados por los vecinos, seguían en libertad. Antes del cierre, nos llegó la información que, en realidad, estaría detenido el herido en la espalda, aunque sigue hospitalizado. Seguramente se cumplió aquello que, cuando aparece un herido de bala en un hospital, la policía debe actuar de oficio, aunque las primeras informaciones que recibimos decían lo contrario. ¿Sería para no responder por el tiro en la espalda? Nadie aclara, entonces, uno se pregunta, ¿Para que el abrazo simbólico a la sala si la víctima no pertenecía al lugar? Curiosidades de Lanús, donde el intendente se fue a tomar baños termales y la inseguridad, sigue reinando.

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