Esto, usted comprenderá, es curioso. El amigo Daniel Lancellotti me manda un comunicado, como lo ha hecho en innumerables ocasiones, diciéndome que Darío, nuestro intendente, acompañó a la presidente en los actos a los que ella elige asistir y ponderar. Curiosamente, Darío aparece entre miles de asistentes, mezclado entre un público heterogéneo, donde nadie se destaca a menos que tenga un megáfono en la mano, cuestión que no ocurre con él, ¿Qué quiero decir con esto? Que Darío asiste como tantos otros, invitado por protocolo. No es más, ni menos que otros tantos cientos que acuden a aplaudir un discurso falso y deshilvanado de la viuda que, ya se nota, ha perdido el rumbo y ve como se le va de las manos el destino de un país que su esposo trató de equilibrar. No importa de que se trate el evento. Darío asiste porque es menester que este allí. Esto queda claro, por lo menos para los que tenemos un par de dedos de frente. Lo demás es orden y obediencia debida, ¿Qué le importa a Darío si Cristina modifica el Código, si nunca fue consultado al respecto? ¿Qué importa si había jueces en medio, si se sabe que el PE los maneja a su antojo como hace con el rarito de Oyarbide que no se sabe si sigue asistiendo a Spartacus? Cuando la mayoría es automática, como sucede en Lanús, ¿Qué importa si lo que se vota es elemental? Solo importa, conseguir el número y afianzar el poder, por lo menos hasta la próxima elección, después se verá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario