31 marzo 2012

El aniversario de un líder que no fue


Este mes de marzo se lleva consigo un nuevo aniversario de la muerte de un presidente radical, Raúl Alfonsín. Como se sabe, la muerte, es esa gran igualadora, que convierte en oro lo que fue plomo. El presidente Alfonsín, el “Padre de la Democracia”, no fue, ni por asomo, lo que los radicales y, sobre todo, los argentinos, necesitábamos para cambiar el rumbo de una historia nefasta. Sin cojones para gobernar, sin ideas para imponer un cambio de rumbo, y sin aliados de fuste para generar una ideología que ingresara en la sociedad como un ariete, para desmontar la artillería peronista que, tanto mal había causado en la Argentina después de la triple A y la Isabelita, Alfonsín fue la pause de los cinco minutos que necesitaba el peronismo para volver a armarse y reconquistar su cetro. Lo merecemos. Nadie votó a Alfonsín con la creencia que sería innovador. Se lo votó porque temieron que personajes como Herminio Iglesias, arribaran al poder y destruyeran lo poco que quedaba de democracia, después de lo que quedaba del viejo Perón. Quien niegue esto es un hipócrita que merece que Cristina lo gobierne y siga destruyendo el país con inflaciones galopantes y falta de crédito internacional cuando las arcas están vacías de dinero y de ideas. Alfonsín nos legó a un De la Rúa pálido y sin recursos. Un arlequín que no tuvo mejor idea que confiar en Cavallo para remontar lo destruido por años de negligencia peronista, de la mano de Méndez  (¿si digo Méndez no me tengo que tocar el testículo?) y el propio Cavallo. Al bueno de Raúl, le harán un homenaje en Chascomús. No irá MORENA de Lanús, porque siente que se lo utiliza para rellenar actos públicos. Cuando digo MORENA, obviamente, no me refiero a este invento de Volpe, Folino o Gabrielle. Me refiero, si, a los militantes que trabajaron por Ricardito en Lanús. Esos ignotos que, de la mano de Rodríguez, lucharon para rescatar lo mejor de un radicalismo en extinción que puso plata para rescatar votos y solo accedió a una banca que, finalmente, fue entregada al Denarvaísmo, previo paso por la oficina de Darío. De eso se trata el radicalismo de Lanús: De entregar las banderas vía Folino, el que ya no puede usar el sello, o de Santin, el que no debería utilizar el sello por ineficaz. Los radicales, seguramente me entienden. Memoria. Es lo que se necesita para aprender a votar. Se acerca la interna. Este 24 de Junio eligen candidato. Recuerden quien los entregó. Recuerden quien los homenajeó con su trabajo. Lo demás es simple, Memoria y respeto. Alfonsín murió y la vida radical sigue. No dejemos que se pierda en negociaciones espurias. El hijo de Alfonsín es el presente, lo demás es historia, y de la peor. Salvemos lo que queda del honor y la honestidad que solíamos mostrar los radicales puros. De eso se trata: De respeto y convicción. Argentina lo merece. Nosotros lo merecemos.



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