Luego de la invitación del intendente a las fuerzas opositoras para una
charla sobre las medidas a tomar respecto de la seguridad en el distrito, a la
que asistieron el Ministro de Hacienda porteño Néstor Grindetti y el concejal
Jorge Schiavone por el PRO, Oscar Santin, Emiliano Bursese y Carlos Folino por la UCR, los Denarvaístas Sosa, Di Masi y
Bosio y el arco oficialista con sus satélites, dijimos que Darío había hecho
una gran jugada, logrando corresponsabilizar a Grindetti, por ahora su
contrincante con más peso político, frente a los reclamos vecinales. Sin
embargo, esa supuesta ventaja inicial, la ha perdido por dejar la iniciativa en
manos ajenas, es decir, Grindetti volvió a tomar el control al denunciar que la
actitud de Darío fue “Solo para la foto”, en sintonía con el FAP y el Frente
Renovador que lo denunció y faltaron a la reunión por considerar que no fueron,
“Institucionalmente invitados”. Grindetti renovó la apuesta al afirmar que
“Volverán a marchar con los vecinos por un reclamo auténtico y para despertar
conciencias dormidas en el área de seguridad”. Tal definición lo vuelve a
colocar en la consideración vecinal, situación que había quedado en duda luego
de su decisión de sentarse con el intendente. Darío, por su parte, duerme el
sueño de los justos y, ni siquiera aprovecha para lucrar con los buenos
resultados policiales que resolvieron el crimen de Bautista González, uno de
los reclamos de vecinos que, ni siquiera conocían a Bautista o a Alicia Dubau.
La policía actúa, a pesar de contar con una fuerza diezmada, con sueldos
paupérrimos y escasos insumos. Con una cúpula que los extorsiona por la caja y
una ciudadanía que les exige milagros como delito cero. Con efectivos que se
van a la Metropolitana o piden carpeta médica. Deberíamos elogiar el valor y la
entrega de nuestros policías, en lugar de eso, criticamos y oprobiamos a los
agentes y los culpamos por cuestiones que exceden su capacidad operativa. El
municipio, más interesado en defender sus pequeñas ventajas, recurre a medidas
que rozan la ilegalidad, pagando a algunos que critican al arco opositor sin
medida y sin conciencia, sin darse cuenta que todas estas maniobras son
delatadas por los mismos que lo acompañan, pero no son cómplices. Darío, sin
lugar a dudas, es lo peor que nos podría haber pasado a los lanusenses. Sin
criterio y sin conciencia de su responsabilidad, este intendente que ya debe
haber hartado al círculo jerárquico, que equivoca su fidelidad y se la entrega
a los títeres de turno como Mariotto, debe saber que cuando esto caiga, lo
único que lo puede salvar es la inmunidad de un puesto en la legislatura,
aunque esto se aleja, cada vez más, de sus posibilidades. Sin capacidad para
una rere, sin ideología para armar un espacio propio, su futuro tiene rayas
horizontales y hierros verticales. Quizás todavía haya tiempo para cambiar y
enderezar el rumbo. Para eso será necesaria una cuota de sacrificio monetario,
es decir, depurar su entorno, dar la cara y enfatizar la importancia de la gestión
por sobre intereses políticos. Dicen que lo difícil no es llegar, sino
mantenerse. Este es el ejemplo más claro.
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