En
la New Age, todo está permitido. Está permitido que miles de mujeres viajen
solas a Misiones. Está permitido que aleguen contra el aborto y por el derecho
a decidir sobre su cuerpo y defenestrar el tema de la violencia de género que las
aflige y las victimiza. Y, en ese contexto, son pocos los que se oponen. La
Iglesia, los pacatos que pretenden decidir por otros, y la ley que no termina
de decidirse sobre temas que marcan la salida hacia un nuevo siglo de luces sin
sombras. Que treinta mil mujeres marchen por el país, es loable, y es loable
que luchen por sus derechos cuando la sociedad se indigna, pero no actúa. Lo
que no es lógico, es que este gobierno que se quiere mostrar progre, atente
contra lo que, supuestamente, pregona. No se puede admitir la lucha contra la
violencia y no tomar partido por el aborto, para no enfrentarse al despotismo
eclesiástico imbuido, todavía, por los que celebran la castidad, pero admiten
curas pedófilos, después de siglos de oscurantismo donde los distintos eran
quemados en hogueras y torturados hasta admitir culpas ajenas. Con esa iglesia
que no ha cambiado mucho, sobre todo con un papa que enarbolaba una cruz
esvástica en su juventud. Lo que no es admisible es que entre ellas haya
discordia. Que entre las miles haya un tema político que divida y enfrente y
llegue, incluso, hasta las piñas. La Cámpora no entiende o cree que puede
marcar pautas a movimientos sociales arraigados en el reclamo popular. Los
pibes, lo sabemos, son temerarios y creen que el mundo les pertenece. Está en
el adulto, explicarles que hay un camino que necesitan recorrer antes de
dirigir la economía del país, su principal aerolínea, o los distritos, ¿Es una
deuda del gobierno no hacerles entender que Máximo no está maduro para conducir?
¿Es una deuda gubernamental no entender que este engendro de Unidos y
organizados es solo un desesperado intento de perpetuación sin más argumento
que el de la caja propia y una mujer desesperada que miente, difama y se arroga
decisiones que debe consensuar porque el poder no es suyo y si del pueblo?. El
reclamo, para que surja, debe ser plural, ni de una facción, ni de otra. Si se
convierte en un tema político, se quedará en el camino, en cualquier camino,
sea en Tucumán, en Salta, en Misiones o donde se vuelva a producir. Y de ese
punto no habrá retorno posible. Quizás, deban entender que, en esta lucha por
ser dueñas de su cuerpo deban ganar la batalla más importante. La de ser dueñas
de su espacio de poder y, sobre todo, dejar de competir entre ellas mismas,
porque el enemigo, que no somos los hombres, ha tenido el poder durante
demasiado tiempo y no lo soltará sin dar pelea.
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