24 julio 2010

Blanck (de Clarín) aplaude a Pino Solanas

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado en Clarín 18/7/2010, gentileza Julio Fernández) Con Macri están decididamente en la vereda de enfrente. Y la mayoría del peronismo federal no los puede ni ver. Pero desde el kirchnerismo dejaron de revolearles cascotazos y ahora les tiran ondas de seducción. Ya sea en nombre de los buenos viejos tiempos cuando el contacto es con peronistas intachables de largo camino recorrido, o con recién estrenadas tolerancias cuando quieren sumarlos en algún proyecto parlamentario. Y los radicales les hacen caídas de ojos. Cada tanto Ricardo Alfonsín les desparrama un poco de su bonhomía. O les mandan mensajes prometedores a través de Margarita Stolbizer. Y hay zalamerías de los socialistas y hasta de Lilita Carrió.
Sucede que con el escenario político dividido en tres grandes porciones, la alternativa módica pero sólida de Proyecto Sur es bocado apetecible para cualquiera. Y más todavía: Pino Solanas y los suyos ya mostraron que están para picotear del plato de casi todos. Si hasta le distrajeron unos cuantos votos al macrismo en la última elección porteña. Los que más los sufren son los kirchneristas. Porque a esta altura, cada puntito que Solanas y compañía vayan acumulando será a costa del capital “progre” que el oficialismo intenta que no se le escurra entre tanta trapacería y manipulación. Ya lo dijo Solanas, en un acto en Moreno: “Hay muchos dirigentes preocupados; tienen miedo de que sigamos creciendo”.
En esas palabras hubo un poco de arenga de ocasión para entusiasmar a la concurrencia, y otro poco de dato concreto, de tendencia que parece afirmarse. Para evitar confusiones hay que decir enseguida que Solanas está lejos de la pelea por la presidencia. Y que para Proyecto Sur el poder es una variante que ni siquiera se perfila en su horizonte. Pero son un vecino molesto para los demás, porque supieron armar una oferta atractiva para ciertas franjas sensibles del público urbano. Solanas le pone una dosis de carisma, cierto aura de epopeya, una historia personal detrás y un puñado de temas, como la protección del medio ambiente y los recursos naturales, de los que no se ocupa casi ningún otro político de notoriedad. Pero Solanas es la frutilla de un postre que vienen amasando con paciencia y trabajo en barrios, gremios y universidades, los grupos que lidera el diputado Claudio Lozano y que tuvieron origen en la CTA que creció alrededor de Víctor De Gennaro.
A esa masa que está levando se incorporaron no hace tanto algunos sectores que se alejaron por izquierda del oficialismo, cuando Kirchner decidió consolidar su alianza con la estructura más rancia del PJ. Es el espacio que conduce Humberto Tumini, un histórico de la izquierda, donde destacan la diputada Victoria Donda y el dirigente piquetero y ex funcionario kirchnerista Jorge Ceballos. Hace menos tiempo todavía se sumaron algunas patrullas perdidas de la centroizquierda, decepcionadas del kirchnerismo después de haberle prestado tantos servicios. Hoy, dicen las encuestas que encarga el Gobierno, Proyecto Sur está firme en el segundo lugar en la Capital. Para la elección presidencial, con Solanas o para la elección porteña, con Lozano. Y se ofrece como un lugar amigable para los que se reconocen como progresistas pero no digieren ni la corrupción kirchnerista, ni el juego de alianzas volcado a la ortodoxia más dura, ni el discurso de distribución de la riqueza con que el oficialismo se llena la boca, mientras la inflación se come sueldos y asignaciones por hijo, y la riqueza se sigue concentrando.
Lo que más espanta a los muchachos de Solanas es terminar como furgones de cola del peronismo o el radicalismo. Según ellos, ninguna de las dos grandes formaciones alberga ya propuestas de cambio social y, en cambio, sólo se preocupan por reforzar su vínculo con los factores de poder. La licuación del Frepaso y del ARI en su acercamiento con los radicales, y el triste derrumbe de la transversalidad kirchnerista, parecen haberles servido de suficiente escarmiento. Si hoy tuvieran que cerrar la fórmula presidencial, irían Solanas y De Gennaro. Pero esperan que las grandes fuerzas terminen de acomodarse y quizás entonces asomen nuevas alianzas posibles. Juran que no tienen apuro. Y que su primer objetivo es construir una fuerza extendida en todo el país, con representatividad social más que con caritas conocidas en la tele. Se saben, por ahora, solamente objetores del poder. Y esa postura, si se quiere menos comprometida, no les resulta incómoda. En eso también son, o parecen, diferentes. (Agencia Paco Urondo)

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