Comenzó con la participación de
los concejales que fueron renuentes al principio, temerosos de que la gente lo
tomara como aprovechamiento político de una desgracia luego, con la aparición
del ministro de Hacienda Néstor Grindetti lanzado como un vecino más del
distrito y exigiendo la participación del intendente en la marcha o, al menos,
su interés en escuchar las proclamas del PRO. Continuó con la denuncia de
campaña sucia respecto de la aparición de “Panfletos apócrifos que involucran
al PRO y a nuestro líder Néstor Grindetti entre quienes se encontraban
reclamando por la inseguridad en una marcha organizada por los vecinos en
Lanús. Esta acción cobarde de parte de algunos oportunistas, intenta
desprestigiar la movilización espontánea de los vecinos para transformarla
en un acto político y desviar la atención en lugar de ponerla donde debe
estar: en la solución de este flagelo”, hasta que, finalmente, lo esperado y
exigido se produjo y Darío abrió la puerta por la que ingresaron las propuestas
sobre seguridad que poco suman ya que la mayoría o están implementadas o a
punto de. La cuestión de fondo es, ¿Le sumó al PRO y, específicamente, a
Grindetti, haberse sentado con Darío y terminar alabando tal decisión? El
tiempo electoral lo dirá, mientras tanto, Vox Populi. Vox Dei, el pueblo opina
que con ese gesto, Grindetti perdió adhesiones y respeto. Por suerte el pueblo
olvida y otra suerte aparecerá para reemplazar los pasos perdidos.
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