24 noviembre 2012

Fragmento de la conferencia del Dr. Javier Garín en la Univ. De José C. Paz



"...Y para terminar, futuros colegas, no olviden jamás que la abogacía es una profesión privilegiada. Ustedes pueden elegir cómo ejercer esta profesión. Pueden hacerlo como si fuera un simple curro, un trabajo más, una forma de ganar plata o sobrevivir, o pueden convertirla en una herramienta extraordinaria. Si sus talentos, ambiciones, relaciones y oportunidades se lo permiten, pueden ser abogados de multinacionales en contra de su propio país, pueden asistir a los poderosos en perjuicio de los débiles, pueden dar respaldo jurídico a los turros o a los mafiosos en detrimento de las personas de bien. Es posible que entonces ganen mucho dinero, e incluso, si no tienen conciencia, ni siquiera perderán el sueño. Y también pueden optar por defender al débil, al oprimido, al que no tiene dinero, al avasallado en sus derechos, a la víctima de una crueldad o una injusticia. Es probable que entonces nunca sean ricos: casi seguro no lo serán. Deberán yugar en tribunales pateando puertas y caminando pasillos, soportando la arrogancia de muchos magistrados y la insolencia de otros colegas, aguantando la ingratitud de los mismos a quienes ustedes han decidido defender. Tendrán que habituarse a perseguir a sus deudores para que les paguen los honorarios que ustedes se han ganado con el sudor de sus frentes. Deberán tolerar las descalificaciones propias de la mala fama creada por los malos abogados: que los llamen "cuervos", "aves negras" y "picapleitos", aun cuando ustedes no lo sean y por lo tanto no gocen de ninguno de los beneficios que proporciona la falta de escrúpulos. Tendrán que pasar por todo eso si eligen este camino. Pero les aseguro una cosa. En algún momento, en algún caso, en algún juicio, al menos una vez en la profesión, ustedes contribuirán a algo verdaderamente grande. Un día ocurrirá que ayuden a liberar a un inocente injustamente preso, o a condenar a un culpable de un crimen aberrante, o a hacer cesar alguna violencia intolerable, o a recuperar la dignidad a uno de los tantos humillados y ofendidos que habitan la tierra. Un día ustedes serán una herramienta de liberación para alguien. Habrán ayudado a que haya una injusticia menos en el mundo. Y cuando eso suceda, ustedes sentirán de pronto que todos los esfuerzos, amarguras, ingratitudes, broncas, disgustos y contratiempos que significa el ejercicio cotidiano de la profesión de abogado, valieron la pena. Serán algo más que abogados: serán verdaderos auxiliares de la Justicia: no la justicia entre comillas que habita en los Tribunales, sino la justicia verdadera que late en el corazón de los hombres y las mujeres de bien. ¡Y cuando eso pase, habrán descubierto que esta profesión tan vilipendiada, en apariencia tan ingrata, es una de las más hermosas y nobles tareas del mundo!

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