04 julio 2013

El difícil arte de ser un economista K y no morir en el intento



El economista Alfredo Zaiat presentó en nuestro distrito su libro “Economía a Contramano”. El intendente Díaz Pérez dio las palabras de bienvenida al notable periodista y tras obsequiarle un perfil hecho en alpaca del ex presidente Néstor Kirchner manifestó: “Cuando el pueblo no encuentra motivos para enamorarse de un proyecto, se retira del acontecer político. Por eso a través de estas charlas intentamos que la construcción política tenga comunicadores que lleguen con mensajes claros y sencillos para que la gente los entienda. Es importante que nosotros tengamos la oportunidad de escuchar y debatir; por eso Alfredo agradezco tu presencia en nuestro Municipio”. Remarcó el Jefe comunal.
Por su parte, Alfredo Zaiat explicó que “desmitificar discursos o conceptos económicos instalados en la sociedad, tiene un objetivo simple, evitar que la población sea engañada, que tenga un pensamiento crítico, que pueda interpretar información e intervenir en el debate económico sin los preconceptos instalados por el neoliberalismo. Pongamos algunos ejemplos simples como el aumento de salarios genera inflación, Argentina está aislada del mundo, el país solo es confiable si vienen inversores externos, hay que endeudarse para asegurar el crecimiento. Son todos enunciados falsos”, subrayó.

Hablando claro

El muchacho es Kirchnerista. Aclarado esto, se puede entender el resto. No dio respuestas sobre lo que se viene con esta inflación desbocada, con problemas energéticos y con la caída en las cosechas de trigo que nos obligan a pagar precios siderales por el pan, el alimento más básico de la humanidad o por la razón que obliga a los argentinos a renegar del dólar, del euro o del yen a favor de una moneda que no se reconoce en el resto del mundo. Ser economista en Argentina no es sinónimo de confiabilidad. Esto es claro. Si no fuera así estaríamos viviendo en un país serio y predecible. Lo cual está a kilómetros de ser posible. Todo lo demás es simple demagogia. El pibe no puede desmitificar nada que no sea propaganda política partidaria. Lo demás es cartón pintado, y se nota.




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