Vicente
Piccirillo fue, durante años, el compañero de fórmula de Natalia Gradaschi en
el ARI, hasta que se sumó Mariano Amore y la llegada del GEN que ninguno de los
dos quiso compartir. En ese sentido, Piccirillo, en un acuerdo con Natalia,
decidieron bajar sus candidaturas. Vicente lo hizo, pero Natalia decidió,
unilateralmente, seguir participando. El juego desleal le consiguió la
posibilidad (por el cupo femenino) de arribar a una banca de la que se fue para
formar parte del Sabbatelismo. Piccirillo se quedó con Stella Maris García, y
en la sombra, esperando otra oportunidad, o ninguna. Ahora reaparece (sin el
OIKOS) para criticar la gestión de Darío, gestión que, como la de Manolo,
siempre combatió. En ese sentido opina a la pregunta que se hace a si mismo, o
sea desde UP que, “Lo más preocupante de esta situación es el daño que se le
genera a todos los vecinos, a la administración y al patrimonio público,
pero para nosotros, desde el Instrumento Electoral por la Unidad Popular
en el FAP, nos preocupa además que aún faltan casi tres años de gestión y vemos
que todo esto tiende a agravarse. Y nos preocupa en particular porque estamos
convencidos de las serias posibilidades de que un compañero de nuestra fuerza llegue
a ser elegido intendente de Lanús en 2015, y entonces nos encontraremos
con este estado caótico del que hablamos”. La frase, considerando que ni
siquiera saben cual será el candidato, o que su último candidato fue Gabrielle,
suena, al menos, graciosa y da cuenta que, tras su eterna cara de vinagre, hay
un hombre con gran sentido del humor. Y esto es loable, viniendo de un espacio
donde las sonrisas brillan por su ausencia y también las ideas.
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